Cuentos para ver, oír y leer

La hondarribitarra es una de las habituales en esta iniciativa que se desarrolla siempre en el lugar con más cuentos de la ciudad, en la biblioteca. La actividad está abierta a todos los niños y niñas que quieran descubrir nuevas historias y aventuras. Lupe Lekuona explica que «suelo llevar cuatro o cinco cuentos preparados. Elijo cuáles contar según el momento o la edad de los niños. También me ha pasado empezar a contar uno y que ellos me digan, '¡ese ya nos lo sabemos', así que llevo más de uno para poder cambiar».

Animales y aventuras

Una vez elegida la historia, empieza el cuento. Comienza la tarea de mantener la curiosidad y atención de los pequeños oyentes. «Por mi experiencia, se que a los más txikis les gustan los cuentos de animales. Me parece una forma muy rica de poder contarles problemas o situaciones reales. A través de los animales se les pueden transmitir muchas cosas del mundo real. Cuando son algo más mayores utilizo los cuentos de aventuras. Entonces las tramas son más complicadas y largas. Los cuentos fantásticos también sé que les gustan mucho», explica la cuentacuentos.

Lupe Lekuona lleva diez años en la tarea de transmitir cuentos a las nuevas generaciones. Admite que cada cuentacuentos tiene sus técnicas, pero la voz es la más eficaz. «Utilizar diferentes tonos o hacer imitaciones es infalible. De hecho, los niños y niñas esperan que lo hagas. Si hay una bruja o un lobo, ellos quieren, y esperan, que imites sus voces. Es una buena manera de captar su atención, sin duda».

Además de los cambios de voz, Lupe Lekuona, desde hace cuatro años, utiliza una técnica japonesa para relatar sus historias. «'Kamishibai', así se llama la forma que utilizo para contar mis aventuras. Literalmente significa 'drama de papel', pero tengo comprobado que para los niños y niñas es muy divertido».

Se trata de un pequeño soporte sobre el que se ponen las imágenes del cuento. «Es como si tuviera un libro abierto, pero de este modo yo tengo las manos libres para poder hacer gestos o explicar mejor lo que estoy contando. Es muy cómodo», confirma Lupe.

Uno de los objetivos que tiene esta actividad, habitual en la biblioteca hondarribitarra, es la de inculcar a los más pequeños de la casa la pasión por la lectura. «Tengo comprobado que los niños y niñas están acostumbrados al formato del libro. Si algún día no lo llevo, me lo reclaman. Además de animarles a leer, intento también contarles la cantidad de beneficios que tienen los cuentos. Les digo, por ejemplo, que podemos viajar a África sin dinero, maletas, ni pasaporte. Yo creo que el truco funciona, o eso es lo que espero».