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El contrabando que fuimos
Completo. El programa 'Ezagutu zure hiria' comenzó llenando el segundo piso de Arma Plaza.
Rosa Arburua fue la encargada de comenzar con la nueva temporada de conferencias y visitas que organiza cada mes Arma Plaza Fundazioa
El programa 'Conoce tu ciudad' ha empezado con los trabajos clandestinos
YLENIA BENITO
HONDARRIBIA
Contrabando: actividad ilegal que consiste en comerciar con productos, en ocasiones prohibidos, sin pagar los impuestos correspondientes. Con esta definición comenzó su conferencia Rosa Arburua en la primera de las citas del programa 'Conoce tu ciudad' de este curso. El segundo piso de Arma Plaza se quedó pequeño para conocer las historias de contrabando que han sucedido en Hondarribia y que durante años ha buscado y reunido la autora del libro 'Gau Lana'.
Rosa Arburua comenzó su investigación porque «siempre he oído en casa historias de contrabando. Se hacía en la época de mis padres, en la de mis aitonas e incluso antes. Me parecía que era algo que se había hecho siempre. Por eso, decidí empezar con este trabajo». De hecho, su conferencia consistió en un repaso cronológico de la evolución del contrabando en Hondarribia y sus alrededores.
La historia del contrabando
«El contrabando es tan antiguo como la civilización», fue una de las primeras afirmaciones de Arburua para acto seguido situar la historia en la época romana. «Las primeras fronteras, las que colocaron los romanos, ya fueron testigo del contrabando. De aquel tiempo es una especie de impuesto llamado 'portorium'. Aquí en Oiasso, como teníamos puerto, suponemos que en silencio pasaban productos de un lado a otro sin pagarlo».
Más adelante, en la Edad Media, continúan las historias de contrabando. «Carlo Magno tenía un impuesto que aparece en varios documentos históricos, seguro que movían cosas sin pagarlo. De hecho, Perales, un investigador que ha escrito mucho sobre el contrabando, dice que en la Edad Media había más contrabandistas que comerciantes».
La historia del contrabando es extensa, pero también intensa. «Ha habido épocas de muchos 'viajes clandestinos'. Tanto es así, que a la década de 1570 los franceses la denominaron como 'La grande contrebande'. En estos años se pasaron de un lado a otro, eludiendo impuestos, muchos caballos, oro, armas y plata».
El contrabando también trajo consigo la oposición. Los castigos o las multas son parte de su evolución. «En 1578 atraparon a un irundarra pasando caballos y lo ahorcaron directamente, sin juicio ni nada».
Los castigos y el contrabando, además, no entienden de género. Nunca ha sido sólo un trabajo de hombres. De hecho, «hay muchos documentos con historias de mujeres contrabandistas. Ellas movían sobre todo dinero. Es el caso de Clara Etxeberria, de Hondarribia, a la que descubrieron pasando oro a Hendaia».
Lo más reciente
El contrabando también se ha hecho por mar. «Los corsarios fueron protagonistas en los siglos XVII y XVIII. En esa época atraparon el barco 'Nuestra señora de Talaia' con 4.852 reales de oro. Una barbaridad. Se dice que eran de unos comerciantes de Baiona».
En el siglo XIX, los protagonistas fueron los 'Carabineros', «los más conocidos en las historias de contrabando. Son un grupo de guardias civiles que se dedicaron durante 111 años, únicamente, a combatir el contrabando». El público participó en la conferencia del jueves y en la visita guiada del sábado aportando historias. Y es que el siglo XX también ha dejado muchas aventuras clandestinas. «'Rien à declarer', ¿quién no ha oído esa frase alguna vez? El contrabando ha sido siempre un trabajo comunitario, todos en algún momento lo hemos hecho. Aquí se han pasado angulas, café, tabaco, champán o pintalabios. Suena antiguo, pero ¿quién no ha comprado unos 'Levis' o un 'compact disc' en Francia y lo ha traído escondido?, eso también es contrabando».