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MARÍA JOSÉ ATIENZA
Domingo, 30 de agosto 2015, 00:43
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La ermita de Santa Elena es el punto de partida. En Irun no hay otro lugar cerrado donde sobrecoja tanto el peso de la historia. No en vano, sus cuatro paredes protegen dos milenios ininterrumpidos de rituales funerarios y de culto. El Museo Oiasso organiza ...
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