493 años de una promesa

Así describía en el siglo XVIII Francisco de Gainza, rector de la parroquia de Irun, el Voto que cada 30 de junio se hace en San Marcial desde hace 493 años. Este acto tiene su origen en la propia batalla de 1522, cuando tras una importante victoria del pueblo de Irun ante lo que quedaba del Reino de Navarra, tropas francesas y alemanas, se prometió edificar una ermita en la Peña Aldabe y acudir cada año en acción de gracias y para perpetuar la memoria de lo ocurrido; una promesa que se ha transformado pero que se sigue realizando hoy en día.

La quema de documentación en tiempos de guerra dificulta llegar a los orígenes, pero historiadores como el propio Gainza, Serapio Múgica o más recientemente Antonio Aramburu o Sagrario Arrizabalaga han investigado sobre este acto.

Antes de que este fuera cogiendo forma hasta ser lo que conocemos en la actualidad, lo que se hacía paralelamente era la revista de armas a las milicias forales, cada 29 de junio, para supervisar que los hombres de Irun estaban preparados en caso de guerra y, al día siguiente, se celebraba el Voto, en el que participaba un escuadrón de mosquetes.

Estos actos continuaron realizándose con regularidad pero, con el devenir de los tiempos, ambos comenzaron a mezclarse como muestra la Ordenanza de 1776 que dice que, además de los mosqueteros, la procesión se acompaña de un pífano, una caja y una bandera.

En una transformación continua en la que no se perdió la esencia, se llegó hasta el siglo XX: en el Alarde de la mañana y tras incorporarse los concejales en el ayuntamiento y los sacerdotes en el Junkal, se subía al monte para celebrar una misa de campaña, haciéndose un pequeño desfile, con posterior romería hasta el inicio del Alarde por la tarde.

El Voto en la actualidad

Entre 1997 y 2001 esta celebración se vio afectada por las tensiones de la época y la Iglesia se terminó desvinculando. Así llegamos hasta 2015, en el que el Voto es recordado por diferentes entidades.

Por un lado, la Corporación Municipal (el Cabildo Secular, en un acto oficial) llega a las 12.00 del mediodía precedida por los maceros y la Banda Municipal de Txistularis a los sones de Alkate Soinua. Tras interpretar un zortziko, el alcalde de la ciudad dice «Gora Irun, Gora San Marcial» y abandonan la escena con las notas del himno. Y por otro lado, a las 12.30 horas se celebra una misa en el interior de la ermita de San Marcial.

Por último, el Alarde tradicional «en representación del Pueblo de Irun» hace un acto privado hacia las 11.45 horas, una celebración con una estructura similar a una misa (con cantos, oraciones y rezos) y en el que se han incorporado nuevos elementos como una ofrenda floral y en el que se mantienen otros que venían haciéndose, como las descargas de fusilería y artillería.

En definitiva, un acto simbólico e importante que trasciende lo religioso y llega al corazón de los irundarras. Una promesa que, aunque cambie de formato, sigue realizándose siguiendo la estela de nuestros antepasados y que pronto cumplirá 500 años.