El Alarde tradicional critica el interés por «tutelar» las fiestas

«En la nota que acompaña al estudio, el Gobierno Vasco olvida reflejar algunas respuestas dadas por los irundarras», destacan estas entidades, como «que entre la mayoría de partidarios del denominado desfile tradicional el 53% son mujeres; o que el 70% de los encuestados no participaría en un desfile mixto aunque no hubiera divisiones». Le achaca que aunque el Ejecutivo quiera incidir en la necesidad de dar pasos para «avanzar en la 'solucióndel conflicto'», la encuesta refleja que «el 81% cree que la convivencia entre quienes residen en la ciudad es buena o muy buena, el 63% cree que ahora mismo el tema de las fiestas influye poco o nada en la convivencia fuera de los días de fiesta y el 58% opina que la tensión en los últimos años ha disminuido».

Advierten también que «las instituciones que cada 30 de junio vienen a dar lecciones a los irundarras sobre cómo comportarse, qué pensar o en qué desfile participar, no salen muy bien paradas: - 6 Ararteko, - 14 Emakunde, - 17 Diputación de Gipuzkoa y - 20 Gobierno Vasco. Por el contrario, el Ayuntamiento de Irun aprueba con nota: un 48% cree que ha actuado bien o muy bien».

Tres reflexiones

Las entidades firmantes de la valoración lanzaban tres reflexiones dirigidas al Gobierno Vasco.

En primer lugar, le achacan un «curioso interés por tutelar a una población que desde hace dos décadas viene expresando mayoritariamente cómo quiere representar el Alarde, más cuando en este mismo estudio es la institución peor valorada. No está para dar muchas lecciones».

Segundo, le afean su «preocupante amnesia» que en la elaboración del estudio le lleva «a olvidar que este asunto está juzgado y sentenciado» y que los jueces expresaron que «no hay discriminación por razón de sexo».

Por último, le critican por «cortar y pegar conclusiones de un estudio anterior en torno al Alarde de Hondarribia y porque «no es serio decir que 'este estudio no entra ni a valorar ni a juzgar', cuando inmediatamente después intenta decantar la balanza hacia la ya conocida 'solución del conflicto'».

Termina recordando «ni hemos generado ni tenemos conflicto alguno. Lo único que pedimos es que nos dejen en paz».