Los jubilados hicieron sus aportaciones al presupuesto foral

La sala se llenó y fueron varias las sugerencias hechas por la tercera edad. La primera de ellas hizo referencia al bidegorri. Los jubilados consideran necesaria la instalación de aseos a lo largo del bidegorri entre Soraluze y Osintxu. Al parecer, hace años ya se hizo una solicitud en este sentido pero fue denegada. También echan de menos más bancos y nueva señalización para que tanto peatones como ciclistas se ciñan a su espacio.

El tema de la parada del autobús también ocupó un tiempo considerable. Parte de los asistentes no están de acuerdo con cambiar la parada, actualmente en Amutxastegi y se sugirió el Puente de Gila. Sin embargo, tal como explicó el primer edil, esto no es posible debido a la ubicación de los contenedores soterrados. Aldazabal explicó que la parada pasará al espacio habilitado para ello junto al polideportivo y a su vez, la parada de la SAPA se trasladará al final de esta calle, donde estaba el antiguo economato. Los cambios serán una realidad cuando se lleven a cabo las obras de la calle Rabal.

Otra petición fue la de habilitar un nuevo servicio de autobús a Donostia, ya que, al parecer, no hay ninguno entre las ocho de la mañana y las dos del mediodía.

Importante también, la preocupación expresada por una de las asistentes acerca de la, en su opinión, escasa coordinación entre Servicios Sociales, Osakidetza y otros entes a la hora de prestar servicio a las personas mayores.

También se habló de que los jabalíes cada vez se acercan más al pueblo y a nuestras carreteras, con el peligro que ello supone. Y para terminar, los jubilados pidieron la construcción de una rotonda a la altura del puente del polígono industrial Mendiola y la unión del bidegorri de Soraluze con Maltzaga.

Mujika tomó buena nota de todas estas aportaciones y dijo que las haría llegar a Diputación.

La vecina de Soraluze BGB se ha puesto en contacto con esta corresponsalía para expresar su malestar por el tiempo que tiene que estar esperando a la ambulancia. Esta vecina acude con frecuencia a Donostia a recibir tratamiento de quimioterapia y a que se le hagan TACs. Esta persona se queja de que en varias ocasiones entre mayo y junio ha tenido que esperar a la ambulancia durante una hora y media o incluso más (casi dos horas), al salir del hospital tras recibir la sesión de quimioterapia, encontrándose muy débil.