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Ubicación. La escala se levantará en el margen derecho del río, justo al lado de la central que gestiona la empresa Hidroeléctrica del Deba.
Una escala de artesas permitirá a los peces salvar la presa de Altzola

Una escala de artesas permitirá a los peces salvar la presa de Altzola

Pondrá fin a la barrera que sus cinco metros suponen para la migración interior de la fauna piscícola del Deba

AITOR ZABALA

Domingo, 4 de junio 2017, 00:17

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El Ayuntamiento de Elgoibar y el Gobierno Vasco trabajan en el estudio de la licencia de obras presentada por la empresa Hidroeléctrica del Deba para la ejecución de un paso que permitirá a los peces salvar la barrera artificial que supone la presa de Altzola. Este proyecto es el primero de este tipo que se presenta en la localidad y busca dar respuesta a las afecciones que presas y centrales hidroeléctricas como la de Altzola y otras que se encuentran río arriban provocan en la fauna piscícola que habita en su cauce.

La escala tendrá una longitud total de 60 metros divididos en dos tramos de 30 metros cada uno, y albergará en su interior 20 artesas o pocetas escalonadas e interconectadas entre si que permitirán a los ciprínidos y a las anguilas, principales pobladores del río Deba, salvar la barrera que de 4,9 metros que supone la presa. Responsables de Hidroeléctrica del Deba han señalado que su intención es iniciar las obras de manera inmediata pero para ello necesitan los pertinentes permisos del Gobierno Vasco y del Ayuntamiento de Elgoibar. Otro factor a tener en cuenta a la hora acometer las obras es el caudal del río. «Las obras se tienen que llevar a cabo en la temporada de estiaje, cuando el caudal del río Deba es más bajo, para poder permitir el trabajo en la zona en la que se va a levantar la escala. Nuestra idea, por lo tanto, es la de poner en marcha las obras este mismo verano, aprovechando los meses de agosto, septiembre y, como mucho, octubre, pero para ello necesitamos de unos permisos que no terminan de llegar», señalaron desde la empresa que gestiona la central. El presupuesto de las obras de construcción de la escala asciende a 134.000 euros y serán financiadas por Hidroeléctrica del Deba.

Los orígenes de la central eléctrica se remontan al año 1934. Su puesta en marcha está vinculada a la generación de electricidad para las máquinas de una empresa de harinas radicada en Mendaro, al igual que la de la presa anexa, una construcción de 56 metros de longitud que vio la luz en 1931. Hoy en día, la electricidad que produce la central de Altzola se incorpora a la red general a cambio de una contrapartida económica.

El proyecto de la construcción de la escala para los peces tiene su origen en la última década del siglo pasado, a raíz de la solicitud de Hidroeléctrica del Deba de un mayor uso del caudal del río para la generación de energía eléctrica. Como contrapartida, la agencia vasca del agua Ura, organismo dependiente del Gobierno Vasco y encargado de la gestión hidráulica, reclamó a la empresa que construyera una escala para posibilitar la migración interna de los peces a lo largo del río. Dos décadas después, el tema está a punto de materializarse y supone un nuevo paso en la recuperación del Deba. Sin embargo, queda trabajo por realizar tanto en este río (un estudio de la Diputación Foral de Gipuzkoa presentado en 2014 señalaba 233 obstáculos para la migración de los peces en su cuenca) como en el conjunto de cauces fluviales de la comunidad autónoma vasca, según denuncian muchos expertos.

Muros infranqueables

Los problemas derivados de la contaminación de las aguas son, sin lugar a dudas, el factor principal a la hora de buscar un responsable de la baja calidad de la vida piscícola de ríos como el Deba. Sin embargo, otras actuaciones del ser humano inciden también de manera negativa en la salud de estos ecosistemas, y entre ellas están lo que los expertos denominan como obras transversales en los ríos (presas, puentes,...). La razón no es otra que las consecuencias que estas construcciones tienen en la libre circulación de la fauna piscícola por sus cauces, obligándole a enfrentarse a barreras que en muchos casos resultan insalvables. Esta incidencia es particularmente grave en el caso de aquellas especies que efectúan desplazamientos a lo largo del río impulsadas por la búsqueda de zonas de alimentación o de reproducción (truchas, barbos, anguilas,...).

Estas estructuras les impiden también buscar refugio en zonas con más agua en épocas de poco caudal y localizar nuevos hábitats cuando el tramo de río que habitan presenta densidades altas de peces. Todo ello puede conllevar la desaparición de algunas especias al no poder solventar estas trabas y la disminución de la diversidad genética por el aislamiento de las poblaciones entre los muros infranqueables que suponen estas barreras.

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