Narruzko Zezen se reinventa

Cuatro son los integrantes de Narruzko Zezen que participan en la obra que ofrecerán hoy. Está Ricky Martín, uno de los que no se ha bajado del barco y continúa desde hace casi veinte años. De los estudiantes de Ingeniería del año pasado continúa Asier González. A ellos se sumó una antigua integrante de Narruzko Zezen, Mireia Díaz. «Es de Eibar pero se fue a estudiar a Navarra, hizo allí algún curso de arte dramático, y luego volvió y cuando vio que habíamos retomado el grupo se animó», señala Martín. Y por mediación de Mireia llegó Viviane Straub, una alemana que ya había tenido contacto con el teatro en su país.

Narruzko Zezen se encuentra en la obligación de reinventarse en cada curso escolar, y el 2016/2017 comenzó con los dos integrantes que quedaban del año pasado. «Estuvimos haciendo una llamada tanto en la universidad como en enseñanzas medias e incluso en el centro de Eibar, pero nadie se animó», recuerda Martín. «Cuando ya estábamos pensando en hacer algo entre los dos aparecieron ellas dos. Empezamos a buscar algo para cuatro personajes y Mireia conocía esta obra porque el autor es del grupo en el que había estado. La trajo, la leímos, nos gustó y empezamos a trabajarla, aunque llegamos un poco justos», reconoce.

Comedia crítica

'La educación de los cerdos' es una obra de Víctor Zegarra Montes basada en el cuento 'La cata' de Roald Dahl. «Es una parodia o crítica sobre la sociedad. En eso se parece a la obra que presentamos el año pasado. Habla de los estereotipos, de hasta dónde puede llegar la gente para pretender ser o llegar a ser algo que no son». Una pareja recién iniciada en la degustación del vino y la invitación a un gurú del paladar centran el arranque de una historia con un final inesperado.

El paso de los tiempos ha hecho que el grupo cambie de forma importante. «Cuando éramos treinta en el grupo, quien más quien menos participaba en el montaje de escenarios, carga y descarga, poner focos, hacer la puerta, taquilla, nos distribuíamos», recuerda Ricky Martín. «Eso ahora lo hacemos los mayores pero pasa de ser una diversión a ser casi una obligación».

No queda otra opción que adaptarse a los tiempos, pero las puertas de Narruzko Zezen siguen abiertas a todas aquellas personas que quieran adentrarse en el teatro. El cambio de curso marcará un nuevo camino. «Cuando entró Mireia, el boca a boca corre más que los papeles y había otras tres o cuatro personas interesadas, lo que ocurre es que no podíamos volver a cambiar de idea con la obra. A ver si el curso que viene siguen con la misma ilusión, porque las puertas de Narruzko Zezen siembre están abiertas», señala un Narruzko defensor del quehacer diario en el teatro, de la pertenencia a Narruzko Zezen.