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Animación. Las grandes bicicletas y unas particulares plañideras pusieron la nota en el entierro de la sardina. Pez. Los trikitilaris acompañaron a la sardina en su divertido funeral.
Despedida entre risas y sollozos

Despedida entre risas y sollozos

La actuación de Hortzmuga, novedad en el entierro de la sardina que despidió el carnaval

FÉLIX MORQUECHO

Miércoles, 1 de marzo 2017, 01:06

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Es tiempo de guardar los disfraces hasta el año que viene, de retirar la decoración de los bares y de archivar las fotos más coloridas del año. El carnaval ha llegado a su fin y está bien enterrado, al menos la sardina que lo simboliza cuyo funeral se celebró ayer. Una actuación de teatro de calle sirvió para animar una cita que había decaído en los últimos años y que esta vez tuvo un aliciente.

En una jornada tristona en lo meteorológico la carpa de Unzaga se convirtió en cobijo para los últimos carnavaleros. Los más pequeños pudieron disfrutar con los juegos populares propuestos por Astixa. Cerca, en los soportales del Ayuntamiento, los integrantes de la compañía de teatro Hortzmuga miraban al cielo que echaba agua con ganas a pocos minutos de la hora prevista para el entierro de la sardina. «No hay plan B» comentaban. Pero entonces se abrió un claro y la despedida del carnaval no esperó ni un instante.

Dos grandes bicicletas y una plataforma se convirtieron en los tres púlpitos para unas particulares plañideras, entre lo cómico y lo terrorífico. Los niños más pequeños miraban primero con una mezcla de desconfianza y curiosidad. Unas bengalas, algo de confeti y decenas de pañuelos de papel donde enjugar las lágrimas decoraron el recorrido. Junto a la novedad no faltaron los ingredientes habituales de años anteriores. La trikitixa fue el instrumento que abrió la comitiva con Adolfo Jainaga y compañía, y tras ellos desfiló la llorada sardina. Tras recorrer la calle Toribio Etxebarria abajo y arriba el fúnebre desfile retornó a Unzaga donde las plañideras aún tuvieron tiempo de abrazar y asustar por igual a algunos incautos.

El teatro callejero puso una nota animada en un Martes de Carnaval que, pese a todo, ya no es lo que fue antaño. En esta edición se ha confirmado la tendencia de los últimos años, gracias al gran ambiente que se vivió en un sábado con una importante participación popular.

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