La orquesta comarcal ya es realidad

José Miguel Laskurain es el promotor de DBOS. Después de finalizar sus estudios de dirección musical decidió iniciar un proyecto propio. Consciente de que Eibar no podía ofrecer todos los músicos para cubrir las distintas familias de instrumentos decidió apostar por el ámbito comarcal. Así, el pasado verano lanzó la convocatoria a todo el Bajo Deba y poco a poco comenzaron a llegar respuestas. Comenzaron los ensayos con unos pocos integrantes y se siguió haciendo campaña para ir completando las distintas familias de instrumentos. En el concierto del viernes serán más de treinta los músicos participantes, en la presentación de una orquesta abierta a crecer.

Finalizados ya los últimos ensayos, el director José Miguel Laskurain elude hablar de nervios a la hora de describir los días previos a la presentación. «Hay inquietud porque queremos que todo salga bien, y siempre hay flecos pendientes que van desde la colocación en el Coliseo hasta la propia ropa de los músicos» explica.

Sin embargo la parte musical está ya lista para su presentación ante el público. El objetivo es que sea un concierto ameno y cercano. Por ese motivo se ha escogido un programa adaptado al número de integrantes de la orquesta y también a ofrecer un recital atractivo.

Desde el interior

Dos músicos de la propia orquesta serán los encargados de ejercer de presentadores. No se espera que sea un concierto simple, ya que DBOS ha puesto en marcha lo que se conoce como la 'silla musical'. Habrá personas del público que tendrán la ocasión de vivir alguna pieza del concierto desde el interior de la orquesta, compartiendo silla con los músicos.

El objetivo de la Orquesta sinfónica del Bajo Deba es reunir a aquellas personas que han aprendido a tocar un instrumento y quieren tocar en el seno de una formación de este tipo. Instrumentos habituales en las bandas de música como los de viento se unen aquí a los de cuerda, una combinación en la que no es fácil participar para muchos instrumentistas de la zona.

Pero la práctica musical no tiene mucho sentido sin el público. Por eso Laskurain apuesta por una propuesta lúdica y entretenida, que acerque la música a todos los públicos. «Queremos que el público se divierta, haciendo y oyendo» destaca el director, partidario de ir más allá de la pura interpretación de un concierto y ofrecer a los espectadores «una experiencia».