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Candelabros naturales. Responsables del proyecto europeo 'Life' en una visita para ver la intervención en las hayas trasmochas.
Los leñadores volverán a Iturrigorri para preservar sus hayas trasmochas

Los leñadores volverán a Iturrigorri para preservar sus hayas trasmochas

Se realizarán nuevos trabajos de poda este otoño, dentro del programa europeo 'Life'

MARIAN GONZALEZ

Martes, 26 de julio 2016, 00:19

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El hayedo monumental de Iturrigorri rememora un mundo desaparecido. Ya no hay leñadores que talen las hayas para producir carbón o construir quillas para los barcos, y por eso el proyecto europeo 'Life', decidió interferir en el paso implacable del tiempo y seguir cortando árboles a la antigua usanza. Se trata de preservar para el futuro paisajes de hayas trasmochas y evitar su desaparición, y el primer paso fue la compra por parte del ayuntamiento de una superficie de casi 500 hectáreas con un elevado valor forestal, paisajístico y ecológico para un «uso experimental».

Ha pasado ya un década de esta operación realizada en pleno corazón del Parque Natural Aizkorri-Aratz, con la ayuda de la Diputación Foral y el Gobierno Vasco, y este otoño, hacia el mes de octubre, volverá a realizarse un poda selectiva, que tiene además el aliciente de que la madera obtenida podrá utilizarse como leña en los hogares de los oñatiarras.

De 50 a 70 camiones de leña

La inscripción para las personas interesadas ya está abierta y podrá efectuarse hasta el 9 de septiembre en las oficinas del edificio consistorial. «Se calcula que podrán salir unos 50-70 camiones de entre 13 y 15 toneladas de madera para leña» explican desde el Ayuntamiento, y el gobierno municipal ha decidido «vender la citada madera a los vecinos de Oñati para que puedan utilizarla como leña en sus hogares».

Según las bases, «únicamente podrán tomar parte en la compra aquellos vecinos que estén empadronados en el municipio, y cada vivienda podrá optar como máximo a un camión de madera que será servido en el lugar que éste indique dentro de la localidad. El precio será de 680 euros por camión de madera (IVA incluido) y la madera será entregada en troncos de 5 metros de largo por 20-60 cm de diámetro. Si hubiera más peticiones que camiones se decidirá por sorteo» puede leerse en el dictamen. Así, además de preservar verdaderos monumentos vivientes de la naturaleza y el hábitat de los insectos saproxílicos, la madera obtenida tendrá utilidad en el mismo municipio, y permitirá acercar y dar a conocer las formas de vida del pasado.

Pastores y carboneros

El haya trasmocha fue el resultado de la necesidad: compatibilizar el uso de la leña con el pastoreo. Era necesario que en la parte baja del arbolado se pudiera pastar, pero sin hacer daño al bosque. Era impensable cortar a ras del suelo un haya y que al año siguiente el ganado pastase libremente: se comerían las semillas y brotes. De ahí que se descabezara a las hayas a una altura de dos metros. Así, el árbol seguía viviendo y produciendo madera. De ahí que, hasta los dos metros tengan un enorme tronco y a partir de esa altura, en forma de candelabro, le salgan otros, más o menos, horizontales.

Hablamos de un paisaje creado por el hombre, que si se deja de intervenir, evidentemente desaparecerá, y por eso, a partir de octubre, personal especializado iniciará una nueva campaña de poda controlada de hayas transmochas en Iturrigorri en el marco del proyecto europeo 'Life'.

Antaño, esa madera iba destinada, sobre todo, a las carboneras, que se encendían en el mismo bosque. Y ese carbón vegetal era luego empleado en la industria metalurgia. Otros troncos, de unas medidas y formas específicas, eran transportados para la carpintería naval a los astilleros. Pero todo eso se acabó. Primero se dejó de usar la madera para embarcaciones, luego llegó el declive del carbón vegetal. Debido a los cambios socioeconómicos, el manejo de trasmochos fue abandonado a partir de los años 50 del pasado siglo.

La Diputación, con el fin de preservar bosquetes, denegó desde finales de los años 80 numerosas solicitudes de corta de trasmochos por parte de particulares, concretando por decreto un sistema de compensaciones económicas. Con esta medida, se salvaguardaron muchas hectáreas y un buen número de arbolados. Pero el periodo para el que se compensaba la 'no corta' era de 20 años y las primeras concesiones comenzaron a expirar. Así que, en el caso de Oñati, el Ayuntamiento decidió comprar casi 500 hectáreas ocupadas en su mayor parte por hayedo. Desde entonces se han llevado a cabo un buen número de actuaciones para salvar además del paisaje, la biodiversidad del bosque. Y es que las numerosas cavidades y pudriciones que presentan estos árboles en la madera son necesarias para el desarrollo de multitud de insectos saproxílicos, que tienen en los trasmochos su refugio y alimento.

Iturrigorri se ha convertido por méritos propios en un bosque experimental en el que se llevan a cabo diversas prácticas de manejo del bosque y protección de especies. Es un paisaje monumental, que quiere seguir recordando con sus candelabros verdes, historias de otra época.

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