La casa más antigua de Vitoria renueva su fachada

El proceso se inició hace ya cuatro años, en 2011, cuando se hizo cargo de la presidencia de la comunidad. En esos momentos uno de los pisos de la última planta sufría un grave problema de humedades. Su origen estaba en la parte de la fachada que da al acceso a Santa María, «que está bastante castigada». Al picar comprobaron que esta pared «estaba en muy mal estado», y ello obligó a revisar el resto del inmueble con una Inspección Técnica de Edificios. El examen de los técnicos fue claro. Era necesario acometer una rehabilitación de la fachada, ya que se constató que «era conveniente arreglar la fachada completa, porque hay zonas con grietas, sin que haya peligro, pero que hay que reparar y acabar con las humedades», además de la necesidad de reforzar una de las vigas principales con una estructura metálica y acondicionar el canalón del tejado.

Con el proyecto de reforma ya diseñado, solicitaron sin éxito subvención al Gobierno vasco, y volvieron a concurrir a las ayudas del Plan Renove del Ejecutivo autonómico. De nuevo fue desestimado «porque no cumplíamos las condiciones de accesibilidad del plan». Pese a recurrir alegando que «es un edificio histórico en el que no se puede poner un ascensor», se quedaron otra vez sin ayudas. Entonces, ante la perspectiva de tener que sufragar el coste íntegro de la obra, redujeron el proyecto a lo esencial. «Se podría hacer mucho más, limpiar toda la piedra, pero lo que hacemos es sanear el edificio y cumplir con los arreglos necesarios», dice.

60.000 euros de coste

En octubre de 2014 lo presentaron al Ayuntamiento, pero también al área de Arqueología de la Diputación, ya que la categoría de edificio histórico obligaba a que ellos dieran su visto bueno a cualquier reforma. «Aunque la fachada se arregló en 1985, y no es la original, hay que mantener el mismo aspecto, no podemos usar materiales diferentes ni poner un aislamiento exterior, sino el mortero original», explica.

Finalmente lograron la licencia de obra en enero de 2015, pero no pudieron iniciar el arreglo, ya que el Ayuntamiento requirió más información. Eso retrasó varios meses el arranque de los trabajos, iniciados al final en octubre con un coste de 60.000 euros. La rehabilitación corre a cargo de la empresa Olabe Aranzabal.