Santamas reunió lo mejor de cada casa

Más allá de las disquisiciones sobre si ayer hubo más o menos gente que en ediciones precedentes, la espléndida jornada fue aprovechada por miles de visitantes para recorrer los distintos recintos festivos.

Ganados en Laubide

Sin duda una de las sensaciones fueron los portentosos caballos de raza Shire pertenecientes a Iker Garai, del caserío Sologaizto de Bedoña. Con casi dos metros de altura en la cruz y un peso cercano a la tonelada, los mastodónticos equinos de Garai son originarios de Inglaterra, donde han sido tradicionalmente empleados para el transporte y para labores agrícolas.

Garai importó los ejemplares -un macho y una hembra- de Gran Bretaña hace tres años, cuando tenían dos años. Estos caballos llegaron a Bedoña bautizados ya con los nombres británicos que aún conservan: la hembra se llama 'Rose Mary' y el macho 'Sir Robert'. Este aún no ha sido domado para monta por su propietario, y su destino será servir de semental de alquiler y para la cría de potros con su compañera. Decía Garai que los caballos de raza Shire no completan su desarrollo hasta los ocho años «y pueden alcanzar los 1.300 kilos». Ahora bien, «lo que tienen grande lo tienen también de buen carácter», resaltaba este ganadero. Desde luego, resulta tranquilizador que animal tan poderoso no muestre agresividad. Fueron muchos los niños y adultos que se acercaron a acariciar a estos caballos aunque no sin el respeto que imponen por su gran tamaño.

Forja del siglo XVIII

La feria de artesanía que se desarrolla en la plaza Jokin Zaitegi fue ayer escenario de un espectáculo de forja tradicional. Eduardo Brun, perteneciente a la séptima generación de una familia de herreros navarros de Izurdiaga, realizó una demostración de forja artesanal ayudado por cuatro aprendices de este oficio. La chavalería local también ayudo a avivar la fragua dando impulso a un gigantesco fuelle idéntico a los que se empleaban 300 años atrás.

Perurena, homenajeado

El harrijasotzaile retirado Iñaki Perurena fue ayer homenajeado por la Santamas Komisiñua en reconocimiento a su fidelidad. Nada menos que 35 años consecutivos lleva viniendo a los Santamasak arrasatearras. Fueron Joxe Guridi, Eugenio Otsoa, Ramón Bidaburu, Ino Calleja... quienes constituyeron la comisión de Santamasak allá por los años 70 del siglo pasado para tratar de recuperar una tradición festiva casi extinta desde los años sesenta. «Lo único que perduraba era la comida que algunos corporativos y los alcaldes pedáneos solían realizar en el Urizar», recordaba Guridi. El desarrollo urbano e industrial de Mondragón habían postergado esta tradición histórica cuyos orígenes se remontan en Arrasate al siglo XIV. Para la primera edición de la renacida feria contaron «con un cestero, un tallador de yugos y un artesano que hacía pelotas». La fiesta fue adquiriendo fuerza y en 1978 lograron traer a Perurena, quien durante años levantó la legendaria Arrasateko Harria, de más de 210 kilos y, por su forma, muy complicada de alzar.