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Vista de la espada del general Álava, que ha sido cedida en deposito a la Diputación de Álava.
Álava puede mostrar por fin la espada  de su General

Álava puede mostrar por fin la espada de su General

El histórico estoque del General que salvó a la ciudad en la Batalla de Vitoria puede ser contemplado en una vitrina del Museo de Armería de Álava

DV

Domingo, 9 de noviembre 2014, 00:51

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La de ayer fue un día para la historia, al menos, para la de Vitoria y Álava. La espada del General Álava puede ser contemplada por fin en una vitrina principal del Museo de Armería. En enero se cumplieron 200 años desde que el Ayuntamiento de Vitoria, como gesto de agradecimiento, donara un espadín de oro y brillantes al general Miguel Ricardo Álava.

Este militar vitoriano miembro de una de las grandes familias de territorio salvó a su ciudad el 21 de junio de 1813 del saqueo y la destrucción total a la que iba a ser sometida tras la victoria de las tropas aliadas contra el ejercito imperial de José Bonaparte, en retirada hacia Francia, en la conocida Batalla de Vitoria de la que se acaba de cumplir su bicentenario. Un hecho que fue celebrado en Europa desde Lisboa a Moscú en todos los países y bendecido por el genio de Beethoven que le dedicó una obra musical.

La azarosa y complicada vida del militar vitoriano, el mayor héroe alavés de la historia, que no tuvo descendencia, hizo que esa joya no volviera a su tierra. Se la regaló, en otro gesto de generosidad a su compañero de armas Sir Fitzroy Somerset -primer Lord Raglan- en 1836 para agradecer que fue acogido como refugiado político -perseguido por el absolutismo de Fernando VII- y como amigo durante muchos años en el Reino Unido.

La familia Raglan conservó como uno de sus bienes más preciados el magnífico acero toledano hasta el pasado mes de mayo cuando fue subastado en la galería Christie»s de Londres. Un desconocido pagó 57.000 euros por el arma, una cifra que la Diputación no quiso pujar «por responsabilidad», según informó entonces.

El nuevo propietario -sólo se sabe que es una familia alavesa- solicitó que la espada se expusiese en el Museo de Armería con el siguiente rótulo: «Este objeto fue el premio de la Ciudad de Vitoria a una insólita acción humanitaria que evitó mucho daño y sufrimiento a los ciudadanos de Vitoria, en un escenario terrible de actividad bélica». También lee que «simboliza el Honor, el Valor y el Compromiso, tres rasgos comunes en el código genético de los ciudadanos de Vitoria y Álava.»

Una última petición del mecenas anómimo es que la espada se asegure en una cifra de 120.000 euros, una prima que correrá a cargo de la Diputación. Tampoco se ha desvelado el precio que se pagó por la adquisición del estoque, pero la anterior cifra puede dar una pista de su valor. La cesión es por dos años, pero la intención, según consta en el documento notarial, es que sea permanente.

También la acción por la que fue regalada la obra de arte es insólita por sus protagonistas. En medio de la batalla de Vitoria, el general Álava pide a Wellington una unidad de caballería para cerrar la ciudad a las propias tropas aliadas. El militar vitoriano, al que acompañaba el que luego sería rey de los Países Bajos, el príncipe de Orange, recordaba cómo se habían comportado en Badajoz y Ciudad Rodrigo, con saqueos terribles. Fue escogido un regimiento de Húsares alemanes de la KGL al que se unieron 2 escuadrones británicos de la Houselhold. Vitoria se salvó de la destrucción total. San Sebastián, con Álava ausente, fue arrasada dos meses después por los aliados.

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