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El Barça se supera a sí mismo
FÚTBOl | PRIMERA DIVISIÓN

El Barça se supera a sí mismo

Tras su primera vuelta brutal, los elogios invitan a comparar al equipo de Tito con el que ganó el triplete el primer año de Guardiola

P. RÍOS

Martes, 15 de enero 2013, 13:05

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Cuando un rival tan experimentado y duro como el central argentino Martín Demichelis confiesa que en el segundo tiempo le daban «ganas de aplaudir al Barça», es que algo alucinante está ocurriendo en la Liga. El defensa del Málaga simplemente confesó un impulso al que no se han resistido muchos aficionados de los contrincantes del equipo azulgrana, rendidos a un fútbol sublime que además va acompañado de goles y resultados, los mejores de un club en la historia de la primera vuelta. Pero Demichelis supo controlarse. Y no solo eso: en lugar de aplaudir el domingo en La Rosaleda se llevó por delante a Messi en un balón dividido y seguro que en los cuartos de final de la Copa del Rey hará cualquier cosa menos dar palmas en el césped.

El Barça enamora, seduce, hipnotiza y arrolla, pero su cuerpo técnico y sus jugadores saben que el elogio debilita, más todavía a media temporada, con todos los títulos en juego y ninguno en el saco. Valoran lo realizado hasta ahora, por la forma y la contundencia, pero lo más importante es que parecen realmente preparados mentalmente para hacer frente a los Demichelis que lanzan piropos verbales mientras aprietan los dientes para superarles.

«No nos sentimos superiores ni podemos sentirnos superiores. Esto es muy largo y cuando tienes esa sensación de superioridad es cuando tienes más posibilidades de perder. Si te sientes superior entras en el campo sin intensidad, sin ganas de ganar», avisó este lunes Gerard Piqué, serio, concentrado hasta en la sala de prensa de la Ciutat Esportiva de Sant Joan Despí para transmitir el mensaje adecuado, precavido ante los elogios: «Estamos acostumbrados a los elogios y sabemos cómo debemos afrontarlos y tratarlos, los elogios hacen más daño que bien, pero debemos seguir adelante».

Con 55 de 57 puntos posibles y 64 goles a favor en el ecuador del campeonato, a ritmo de un récord brutal de 110 puntos y 128 goles, cifras casi imposibles de conseguir, ya nadie recuerda ahora las dudas que planteó la elección de Tito Vilanova como sustituto de Pep Guardiola tras su adiós al banquillo. No se dudaba de los conocimientos del nuevo primer entrenador, segundo durante la etapa del de Santpedor, sino de la aparente desconexión que se había producido en algunos tramos de la pasada campaña entre jugadores y técnicos. El tiempo confirma lo que pareció una excusa de Guardiola el día de su despedida: se produjo un desgaste. Pero aquel equipo compitió hasta el final, subcampeón digno, semifinalista desafortunado de la Liga de Campeones tras caer ante el Chelsea y campeón de Copa para facilitar el traspaso de poderes. Mirando ahora la trayectoria del Madrid en la Liga se aprecia más que aquello no fue una crisis, sólo un parón para tomar aire y reflexionar.

Costó al principio. Las ganas de cumplir con los nuevos conceptos de Tito Vilanova (todo es muy parecido, pero nada es igual) produjo algunos desajustes y unos primeros encuentros de Liga en los que el Barça tuvo que recurrir a remontadas agónicas, como en Pamplona o Sevilla. Pero ya se detectaba un espíritu de lucha y una intensidad en la presión que recordaba a la de la primera campaña de Guardiola. Cuando llegó la calma, el orden futbolístico, la fórmula mágica de dar libertad táctica a Iniesta y de incrustar a Cesc como volante, el equipo alcanzó lo más parecido a la excelencia. Ya se dice que, a falta de que se disputen los títulos, es un Barça mejor que el que ganó el triplete en el curso 2008-09. Parece exagerado, pero es bastante lógico: un jugador como Sergio Busquets ha evolucionado para convertirse en el mejor del mundo en su posición sin necesidad de votaciones globales; Iniesta ha alcanzado la madurez futbolística; Messi no sólo marca más goles, entiende cada día más cómo se juega a fútbol con y sin balón; Xavi no ha retrocedido ni un paso su propuesta

«Nunca se toca techo», afirma Piqué, que recuerda que «cuando el Barça conquistó el triplete se dijo que era el mejor del Barça de la historia, pero al cabo de dos años llegó el mismo Barça y se mejoró con una final en Wembley ante el Manchester United que es de los mejores partidos que se recuerdan. Ahora sí, es verdad, estamos otra vez a un nivel muy bueno».

El papel de los capitanes está siendo fundamental en esta etapa. Puyol, Xavi, Iniesta y Valdés, secundados por una plantilla repleta de canteranos implicados, gente que empuja del carro sin necesidad de una voz autoritaria, ayudan a superar los problemas que surgen por el camino, como la enfermedad de Tito. Más que nunca, por encima de todas las cosas, esta temporada hay que acabar el trabajo que tan bien se ha comenzado.

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