La investigación cuaja entre los jóvenes
Un 40% de los estudiantes de bachillerato querría dedicarse a la I+D+i. Los escolares muestran vocación pero mucho desconocimiento sobre la actividad investigadora que se realiza en Gipuzkoa
MIGUEL ANGEL MATA mmata@diariovasco.com
Lunes, 28 de diciembre 2009, 08:59
La carrera investigadora tiene buena imagen entre los jóvenes. Los profesionales del futuro demuestran cada vez más conocimiento acerca de las posibilidades que ofrece para su desarrollo profesional, la consideran una actividad prestigiosa propia de gente inteligente, y son conscientes de que ofrece opciones de trabajo tanto en Gipuzkoa como en el extranjero. Además, y a diferencia de lo que opinan sus padres, piensan mayoritariamente que, aunque sin lujos, sí se puede vivir de la investigación.
Así lo pone de manifiesto una encuesta realizada por un grupo de estudiantes de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Navarra en San Sebastián (Tecnun). El estudio 'Investigación y Juventud' ha recogido la opinión de 500 alumnos de primer y segundo curso de Bachillerato (los estudios previos a la universidad) en diferentes centros educativos (públicos y privados) de San Sebastián. También se ha recabado la opinión de sus padres y madres. El trabajo ha sido dirigido por el profesor de Política Industrial y Tecnológica de Tecnun, Mikel Arcelus.
La conclusión del informe arroja más luces que sombras, en el sentido de que constata un avance en el grado de conocimiento que existe sobre la labor investigadora y, sobre todo, de su prestigio social y de las posibilidades profesionales que ofrece. Pero se percibe, al mismo tiempo, la necesidad de reforzar la labor divulgativa acerca de los tipos de investigación que se realizan en Gipuzkoa y de los centros de investigación existentes. Y, por encima de eso, la urgencia de estudiar nuevas medidas que incentiven a los jóvenes a optar por una carrera ligada a la I+D+i.
El problema salarial
Porque, según la encuesta, a un 40% de los bachilleres les gustaría dedicarse a la investigación. Una vocación en la que encontrarían el apoyo incondicional de sus padres, dado que a un 71% de ellos les agradaría que sus hijos optasen por esa vía.
Y eso que la mayoría de los adultos (un 60%) considera que los sueldos de los investigadores son bajos y que es difícil vivir de la investigación. Esta percepción choca con la que tienen los bachilleres. Un 75% considera factible llevar una vida económicamente digna trabajando como investigador.
El profesor Arcelus asegura que «el factor económico es la causa principal que desvía a los jóvenes desde su vocación investigadora hacia actividades más lucrativas, como las empresas industriales o las consultorías». Como educador en una universidad íntimamente ligada a un centro tecnológico como el Ceit, constata cómo «las becas a las que puede acceder un recién licenciado -en este caso un ingeniero- para investigar suelen ser la mitad de lo que paga una empresa privada y un cuarto de lo que ofrecen las consultoras». «Es más -añade- un recién licenciado en Magisterio gana más en su primer trabajo enseñando en Primaria que un nuevo ingeniero que opta por la I+D+i».
Eneko Ramírez, Teresa Simón y Joan Solaz, los autores de la encuesta, advierten por su parte de que «hay cantera de investigadores, porque hay vocación. Pero no se ofrecen las condiciones necesarias para que los jóvenes sigan por ese camino. Habría que aumentar las becas y las ayudas a los investigadores, sobre todo en el inicio de su actividad profesional, para que no busquen otras salidas laborales». «Si no actuamos ahora que existe cantera, no seremos coherentes con los objetivos de un país que desea apostar por el conocimiento, la innovación y la investigación para ganar en competitividad», señalan en sus conclusiones.
Pocas visitas en la escuela
Arcelus añade que «los agentes implicados (instituciones, universidades, centros de I+D+i, medios de comunicación e incluso colegios) debemos fomentar la vocación investigadora desde la escuela. Por ejemplo, programando visitas a los centros de investigación, proponiendo concursos, etc.
Y es que menos de la mitad de los estudiantes consultados ha visitado alguna vez un centro de investigación. Una situación que sorprende a los autores de la encuesta, dado el amplio abanico existente en Donostia. Se constata que las visitas son más frecuentes en los centros privados que en los públicos.
El desconocimiento del entramado de I+D+i guipuzcoano también se percibe con la pregunta de si en el territorio se investiga más o menos que en el resto de países de la UE (Gipuzkoa está aún lejos de los países punteros como Finlandia o Alemania, pero supera la media europea y lidera la estadística en España).
Casi el 50% de los consultados, tanto alumnos como padres, opina erróneamente que la investigación cuenta en Gipuzkoa con menos recursos que la media comunitaria, aunque paradójicamente, sólo un 27,5% de alumnos y un 40% de padres cree necesario salir fuera para llegar a ser un buen investigador.
Otro aspecto a corregir es la vinculación que existe entre la I+D+i y determinadas carreras. Biología, Medicina, Química, Física y Bioquímica son los estudios que más se relacionan con la labor investigadora, y fueron mencionadas por más del 75% de los encuestados. Llama la atención en este punto la ausencia de las ingenierías, teniendo en cuenta que más del 60% de la investigación que se desarrolla en Gipuzkoa la llevan a cabo ingenieros en sus diferentes especialidades.