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Pello Zabala muestra su último libro. /ARIZMENDI
«Hace veintiséis años, tampoco yo creía en las témporas»
PELLO ZABALA, EXPERTO EN METEOROLOGÍA

«Hace veintiséis años, tampoco yo creía en las témporas»

El religioso franciscano presenta esta tarde en Donostia su último libro sobre tiempo y meteorología

JAVIER PEÑALBA

Miércoles, 21 de octubre 2009, 09:42

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Pello Zabala (Amezketa, 1943) es ya toda una referencia en materia de meteorología en Euskadi. Esta tarde presenta al público (19.30 horas, Elkar Aretoa en Fermín Calbetón) su último libro: . Zabala, investigador y estudioso de las témporas, reconoce que hace veintiséis años ni siquiera él creía en ellas. El religioso franciscano asegura que el invierno no llegará hasta mediados de noviembre.

-¿Las bajas temperaturas de días pasados presagian que el invierno está ya encima?

- Qué va. Es cierto que la semana pasada nevó en Centroeuropa y que los fríos también nos alcanzaron. Pero las heladas no han sido tan fuertes. Eso sí, cuando por las mañanas los coches aparecían blancos por el hielo, la gente no podía ocultar su extrañeza. En realidad no ha sido para tanto. Nosotros, en Arantzazu, ni siquiera hemos llegado a los cero grados. En las últimas horas, además, el viento ha rolado de nuevo al sur y no se esperan grandes fríos ni nieves, más que en alturas pronunciadas, pero no en las de Gipuzkoa o Vizcaya. La otoñada sigue todavía buena.

- Los cazadores están esperando la llegada del viento sur. ¿Tendrán suerte?

- Al menos, disparos ya se escuchan. Los vientos del lunes y también los que soplaron ayer parece ser que han hecho que algunos bandos de palomas se pongan a tiro. Pero esta situación durará poco, enseguida se impondrá el viento del oeste. Lo que les gusta a los cazadores de esta zona es el viento de suroeste. Es el que hace que las palomas bajen. Y el suroeste, de momento, no se vislumbra a corto plazo.

- ¿Tal vez puede que sea el momento para que se produzca un nuevo brote de hongos?

- El excelente golpe que surgió con la luna llena de hace quince días ha durado hasta que aparecieron las heladas de la semana pasada. Ahora están brotando muy lentamente, pero si llueve como se espera, dentro de cuatro o seis días los hongos tendrán ganas de salir de nuevo.

- Ya ve, Pello, todo el mundo pendiente del tiempo.

- Pues sí. De una forma o de otra, son muchas las personas que miran al cielo. Y, además, cada uno tiene su propio interés. El que quiere andar en bicicleta pregunta si por la tarde hará bueno y los que van a por hongos se interesan por la evolución a varios días.

- Acaba de publicar 'El tiempo, la meteorología al alcance de todos'. ¿Por qué?

- El anzuelo me lo lanzó la editorial Txertoa, que tiene cantidad de libros sencillos, divulgativos, para que los pueda leer cualquiera.

- ¿Qué ofrece su trabajo?

- No trato de impartir ninguna lección. Lo que pretendo es que sea algo didáctico y que quien lo lea se vaya aficionando a esta materia. He querido transmitir que el tiempo no es sólo lluvia, viento y temperatura. Todo está unido. La filosofía con la que me planteé es hacer ver que el aire que respiramos es el que maneja el tiempo. El tiempo es vida. En euskera este mensaje es más claro: .

- El tiempo repercute también en nuestro ánimo

- Por supuesto. La presión atmosférica, por ejemplo, se nota muchísimo. Las personas mayores, por ejemplo, en días de alta presión, están amodorradas. Y con algo de viento sur se muestran más alegres.

- ¿Qué es lo básico para saber interpretar el tiempo?

- Hay que tener mucha afición y ser un buen observador, sobre todo de las nubes, que son las mensajeras. Las nieblas, por ejemplo, si se forman al lado del río, sabes que no proceden del mar y que el tiempo siguiente será bueno. Y luego hay que tener muy en cuenta las peculiaridades de cada zona. Aquí tenemos el mar cerca, un montón de vientos, con infinidad de variables que es preciso interpretar de manera correcta para poder efectuar un pronóstico acertado. Pero no es tan difícil.

- La gente no hace más que quejarse de que los meteorólogos no aciertan.

- En parte es porque no entienden. Cuando a veces se dice que sólo va a llover en la franja costera, algunos no saben que su localidad, aunque esté a diez kilómetros del mar, se encuadra dentro de esos límites y se extrañan de que llueva. Luego, hay determinadas áreas que tienen sus particularidades. En el Bidasoa, siempre va a llover más y en el Goierri habrá más nieblas.

- A parte de ser un estudioso de la meteorología, es un experto en las témporas.

- Las témporas son todavía más difíciles de entender. Hace 26 años yo tampoco creía en ellas. Fue después de las inundaciones de 1983 cuando empecé a interesarme por ellas. Fueron los baserritarras quienes me dijeron: 'Claro, como no haces caso a las témporas'. Yo les respondí: 'que témporas, ni que nada. Os voy a demostrar que eso no tiene nada que ver'. Y, sin embargo, cuando me introduje en el tema, me enganchó. Dije, aquí hay algo.

- (...)

- Más tarde, cuando comencé en la radio a decir que estábamos en días de témporas, pasé unos años en permanente discusión con personas que me decían que las fechas no eran las que yo decía, que estaba liando a todo el mundo. Por tanto, lo primero que había que hacer era fijar los días. A los años ya determinamos que las jornadas clave eran miércoles, viernes y sábados, pero aún y todo había algo que no funcionaba. Supe entonces que los vascos observaban además de estos tres días, la semana siguiente. En los últimos años he podido contactar con dos pastores en Amezketa que me han confirmado esta teoría. La observación de esta segunda semana ofrece muchas más pistas. Con las témporas hemos tenido que aprender todos porque no había nadie que supiera de ellas.

-¿Las témporas le han dado más alegrías que sinsabores?

- Muchas más alegrías, porque he sabido distanciarme de lo que algunos pudieran decir. De todas maneras, en la pasada primavera me dije que después de cien estaciones, me planto, no hago más pronósticos.

- Bueno Pello, la 101, la última. ¿Qué resto de otoño nos queda?

- Estas témporas llegaron con las riadas que se produjeron en la costa de Bermeo. Fue una única tormenta. A pesar de aquellas lluvias, dije que la primera parte del otoño iba a ser buena, que iba a dominar el viento francés y que, de vez en cuando, soplaría del suroeste. Así ha sido. Sin embargo, a mediados de noviembre cambiará todo. Será allá por el 16 cuando empecemos a sentir el invierno. Sería lo normal.

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