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José Luis Munoa, en su consulta./ USOZ
«La utopía de la República fue construir España a través de la enseñanza»
JOSÉ LUIS MUNOA, OFTALMÓLOGO, HISTORIADOR Y ROTARIO

«La utopía de la República fue construir España a través de la enseñanza»

MITXEL EZQUIAGA

Jueves, 28 de mayo 2009, 04:06

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Cumplió en febrero 83 años pero sigue tratando a los pacientes en su consulta oftalmológica del centro de San Sebastián. Un busto de Voltaire preside la mesa de su despacho. «Dice Fernando Savater que probablemente sea el único médico europeo que tiene a Voltaire en su consulta», dice con una sonrisa. Y es que siempre ha combinado su destacado trabajo en la medicina con la investigación histórica, centrada sobre todo en los años de la II República, y su faceta de rotario: fue uno de los fundadores que resucitó, en 1976, el Rotary Club de Donostia.

Las vertientes de rotario e investigador histórico se concitan en su conferencia «el rotarismo y la Segunda República», que pronuncia a las ocho de este tarde en el hotel de Londres de San Sebastián con entrada libre.

- Hay quien sigue identificando rotario con masón. ¿También son ustedes una sociedad secreta?

- ¡No! Fue la Iglesia, en su momento, la que nos metió a todos en el mismo saco, pero las cosas han cambiado: ahora hay hasta curas rotarios, como ocurre en el club de Madrid.

- ¿Y qué hacen los rotarios?

- Nuestra labor se resume en una vieja máxima que aún utilizamos: «dar de sí antes de pensar en sí». El rotarismo nació en Estados Unidos de la mano de profesionales que se oponían a que la idea del éxito y el resultado estuviera por encima de todos los demás valores. Querían recuperar la dignidad en sus oficios y en sus vidas: el fin no justifica los medios. Queremos mejorar la sociedad.

- Pero sus métodos son extraños.

- Hubo un Rotary Club en San Sebastián desde 1926 hasta la guerra y en 1976 lo refundamos. Nos reunimos una vez al mes, trabajamos en diferentes proyectos solidarios y culturales y buscamos la excelencia en nuestro trabajo. Ahora somos 21 miembros y estamos abiertos a nuevas incorporaciones: sólo hace falta ser avalado por dos de los socios.

- Su conferencia es hoy un acto rotario abierto al público. ¿Por qué 'rotarios y Segunda República'?

- Porque la Segunda República fue un tiempo de esperanza en el que los rotarios se emplearon al máximo, hasta que la revolución de octubre frustró todas las expectativas. Eran años de esperanza: la República quería reparar el eterno retraso de España desde la educación. En este país había entonces una elite culta y una amplia masa social sin cultura. ¡El 50% de la población era analfabeta! Se quiso cambiar esa realidad desde la enseñanza. En la propia San Sebastián hay muestras de aquel impulso: las escuelas de Urgull y de lo que es hoy es palacio de justicia fueron creadas en ese tiempo.

- ¿Por qué se frustó aquella utopía?

- La República fue la ocasión de modernizar España, pero por un lado había un inmovilismo implacable y por otro hubo quien quiso aprovechar aquella coyuntura para hacer su revolución. Los rotarios apostaron por la República pero tras la revolución de octubre, en 1934, cuando se utilizó el ejército colonial para sofocar las revueltas dentro de España, se vio que aquel sueño no terminaría en buen puerto. También en San Sebastián hubo rotarios activos en ese nuevo tiempo, como el neumólogo Emiliano Eizaguirre, que fue director del hospital de sangre habilitado en el hotel Londres en los primeros meses de la guerra civil.

- ¿Guarda recuerdos de entonces?

- Yo era un niño en los años de la República pero recuerdo la celebración en San Sebastián de los primeros de mayo. Muchos gallegos de Trintxerpe se manifestaban por el centro de la ciudad, vestido de un rojo revolucionario, gritando «Viva Trintxerpe» como una consigna que entonces sonaba como la máxima más rebelde. Parecía que estábamos en vísperas de una revolución soviética, y había quien se asustaba de eso.

- Luego conocería usted a algunos de los lídereres republicanos en el exilio.

- ¡Yo siempre digo que me hice antifranquista por las clases de fomación del espíritu nacional que recibí cuando estudiaba Medicina en Madrid! Ya como oftalmólogo aprovechaba los congresos de Medicina en París para visitar a Martínez Barrios y otros viejos republicanos. ¡Tengo las obras completas de Gil Robles dedicadas por él mismo! Pero los líderes de izquierdas siempre me vieron como un bicho raro. A Luis Martín-Santos le veían como socialista, al Enrique Múgica Herzog de entonces como comunista... ¿Y a mí? Yo no era rojo: siempre he sido republicano, pero liberal e individualista. Sé que las soluciones a la sociedad de hoy pasan por el acuerdo y la perspectiva global.

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