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«Me picaba tanto que tenía que meter los pies en hielo»
CONCHI COBOS AFECTADA POR EL DIMETILFUMARATO

«Me picaba tanto que tenía que meter los pies en hielo»

Tras estrenar unas botas, se le «hincharon los pies y se le llenaron de puntos rojos»

JM.V.

Viernes, 20 de febrero 2009, 03:00

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Compró unas botas en una zapatería de un centro comercial de Barakaldo y, desde entonces, no es capaz de probarse zapatos nuevos. «Tengo miedo». Conchi Cobos, bilbaína de 50 años, es una de las afectadas con «una grave alergia» tras haber estrenado unas botas contaminadas con dimetilfumarato. Se las puso un día.

- ¿Había oído hablar antes del dimetilfumarato?

- Para nada. Escuché en la radio que había algún problema con zapatos de tiendas de chinos.

- Pero usted no compró las botas en un bazar chino...

- Me compré unas botas de ante gris en una zapatería normal. Las botas costaban 50 euros, aunque yo las compré en rebajas. Quiero decir que no eran de mercadillo, ni de 10 euros. Las estrené el 22 de enero para ir al trabajo.

-¿Qué pasó?

- Ya por la tarde empecé a sentir molestias. Pensaba entonces lo clásico, que eran nuevas y me hacían rozaduras. Estaba deseando llegar a casa para quitármelas.

- Ya en casa, ¿ qué vio?

- Me quité los pantis y vi la piel como cuarteada, como reseca. Me irritaba. Me lavé los pies para calmarme y me fui a la cama.

- ¿Ahí terminó todo?

- A medianoche no podía dormir. Tenía unos picores que tenía que sacar los pies fuera de la cama. Se me hincharon y se me llenaron de puntitos rojos. En la ducha, el agua caliente era una tortura. Tenía que meter los pies en agua con hielo. Aquellos eran los mejores momentos del día.

- ¿Qué hizo?

- Al día siguiente fui a trabajar con medias y un zapato abierto, a pesar de ser invierno.

- ¿No fue al médico?

- Al salir de trabajar fui a urgencias y al médico de cabecera. No conocían el problema del dimetilfumarato aunque mi doctora me confesó que su marido había tenido alergias por unos zapatos. Al verme los pies, me preguntó si podía andar. Me dieron una pomada con corticoides y pastillas para a los picores.

- Pasado un mes, ¿sigue el picor?

- Todavía tengo manchas rojas, aunque me han desaparecido los picores, que han sido mi cruz. Pero sigo con controles médicos.

- ¿Reclamó?

- La segunda noche vi por internet que había más afectadas. Me asusté mucho al ver a gente con heridas. Mandé un correo electrónico a la marca, de Alicante.

- ¿Y no fue a la zapatería?

- Puse una hoja de reclamaciones para que no le ocurriera a nadie. Me dijeron que se pondrían en contacto conmigo. Me llamó el fabricante. Se interesaron por lo que me pasaba. Me devolvieron el dinero. Ahora me doy cuenta de que hice mal en devolver las botas... pero en ese momento sólo quería deshacerme de ellas. También me regalaron otro par que aun no he estrenado.

- ¿Por qué?

- Hasta que no esté del todo curada no quiero estrenar nada. Tengo miedo. Mi marido está encantado porque ahora voy menos de compras.

- ¿En la caja de las botas había alguna bolsita?

- Sí, verde, con una leyenda en inglés. Los de la marca de zapatos me dijeron que no la tocara por si acaso. Me contaron también que habían retirado toda la partida que quedaba en las tiendas. Además, me dijeron que habían tenido problemas con otro modelo. Me dijeron que los chinos se la habían metido redonda.

- ¿Conoce a más gente afectada?

- Por internet y en la asociación he conocido otros casos. Hay una chica con un bebé de diez meses. Fue ponerle las botas y empezar a llorar. Ahora no quiere ponerse calzado. Le entiendo perfectamente por lo que yo he pasado.

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