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CULTURA

Todos con las teclas

Hemos hecho una radiografía al Piano Jaialdia con sus protagonistas: organizadores, padres, profesores y alumnos lo valoran positivamente

M. J. C.

Lunes, 16 de febrero 2009, 02:26

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DV. Sin todos ellos el Festival de Piano de Andoain no se hubiera creado y ni mucho menos, habría crecido como lo ha hecho. Para algunos, como la profesora polaca Isabel Blezien, «es un ejemplo para muchos pueblos». Blezien es profesora en Arrasate Musical desde hace 18 años. «La vida musical aquí es muy distinta a la de Polonia. En mi país hay más tradición, disciplina, otra pedagogía y una mayor exigencia. En mi opinión, cuando se implantó la Logse y cambió el sistema de enseñanza, se perdió calidad y nivel en el alumnado, pero yo creo que poco a poco mejorará».

Por eso, la polaca ha sido una firme defensora del Jaialdi desde su creación. «He traído alumnos las cuatro ediciones, esta vez 19, repartidos en todas las categorías. Es un encuentro musical de todo el País Vasco y resulta muy interesante como objetivo y motivación para los alumnos y los profesores. Además la organización es estupenda: Hacen un trabajo extraordinario. Mis alumnos están encantados de participar en este festival y los padres, también».

Para Tere Laspiur, de la organización, «el festival se ha convertido en una referencia y lo bueno es que los niños ven y escuchan cosas muy diferentes. También es una referencia para los profesores, porque compartimos nuevas programaciones. Seiasle lo formamos seis profesoras de cinco pueblos distintos y eso hace que nuestras realidades docentes sean distintas».

Los chavales viven la cita anual con Andoain como una fiesta, especialmente los más pequeños. El oriotarra Jon Loidi, de 9 años, lleva tres acudiendo al festival y no duda de que volverá. «Lo que más me gusta es que tocas para la gente y te preparas durante mucho tiempo». Este año Jon ha tocado un de Haendel. «Me ha salido bien, pero tenía que hacer una nota muy suave y al final no me ha sonado, aunque eso me pasa muchas veces». Si le preguntas, lo tiene claro: «El año que viene vuelvo fijo».

Más nervios con la edad

La visión que tienen los participantes más mayores es diferente. Arantza Aizpurua, de 13 años, dice que «el año que viene creo que no tocaré, aunque trabajaré como voluntaria». Tanto ella como Uxue Ibáñez, con la que ha tocado a cuatro manos, han vivido el festival desde su doble faceta de pianistas y voluntarias. Las dos viven y estudian en Andoain. «Este año, además de participar, hemos hecho de acompañantes de los participantes, lo que nos ha permitido conocer a mucha gente». En cuanto a su experiencia en el piano, las dos coinciden. «Podíamos haberlo hecho mejor». Uxue confiesa que estaba muy nerviosa «porque había mucha gente». Para ellas, los mejores recuerdos vienen de su voluntariado. «Vives momentos de todo tipo; lo mismo te echas unas risas que te das cuenta de los nervios que tienen algunos, como un niño de 9 años, que justo antes de salir a tocar, se quedó en blanco. Tuvimos que buscarle una partitura por todo Bastero».

Los padres, como Mari Jose Arconada, coinciden en los alicientes del festival. «Es bueno para el pueblo y para los estudiantes de piano que normalmente no pueden exhibirse. Es también un reto para ellos y para nosotros, que incluso a veces estamos más nerviosos que nuestros hijos».

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