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Jose Elorrieta señala un cuadro donde figura una de las ejecutivas del sindicato. /PEDRO URRESTI+
JOSE ELORRIETA, SECRETARIO GENERAL DE ELA

«Si la crisis se instala, la ventaja relativa del País Vasco quedará neutralizada»

Elorrieta deja la secretaría general de ELA tras veinte años al frente de la central, con la convicción de que la crisis acentúa la necesidad de un sindicalismo de contrapoder

PILAR ARANGUREN

Sábado, 22 de noviembre 2008, 10:31

Jose Elorrieta no ha esperado al último día para vaciar los cajones de su despacho. Aunque parece difícil imaginárselo fuera del frenesí sindical que le envuelve estos días, dice estar preparado para iniciar una nueva etapa vital. «Seguiré trabajando para ELA, pero podré hacer otras cosas, como cursar el doctorado de Ciencias Políticas o ir a buscarle a mi mujer al instituto».

- Le quedan cinco días al frente de ELA. El próximo jueves, tras el Congreso, le relevará Adolfo Muñoz ¿Siente nostalgia?

- Nostalgia, ninguna. En el trabajo precongresual he estado muy activo. Estoy con ganas de que llegue el día 27 para ver cómo concluye el Congreso. No he tenido tiempo de pensar en sentido negativo y espero no tenerlo al día siguiente. El doctorado de Ciencias Políticas que voy a hacer me ocupará bastante tiempo. Además, podré hacer cosas como ir a buscar a mi mujer al instituto. En 30 años no he ido nunca.

- Su marcha supone el final de una generación de sindicalistas en ELA, que arrancó con la refundación del sindicato en el Congreso de Euba de 1976. ¿El sindicalismo ha cambiado mucho en todos estos años?

- Se va la tercera generación. Una generación que se incorpora al sindicato a partir de los años 60 y continúa marcando una impronta muy grande hasta el año 2000. Ha cambiado mucho la situación económica, social y el sindicalismo. Nuestro cambio sindical más importante es cómo nos colocamos respecto a la negociación colectiva y al diálogo social. Hasta el año 2000 hemos tenido un sindicalismo donde lo predominante era la relación bipartita, un sindicalismo con un perfil de corte institucional. Luego hemos pasado a un sindicalismo de contrapoder, abriendo una crisis en relación al diálogo social. En este congreso hay una resolución en la que de una manera más explícita se eleva a definitivo este cambio.

- ¿Qué justifica ese cambio?

- El mercado de trabajo ha cambiado mucho. Se han desregulado mucho las condiciones de trabajo; se han fragmentado el mercado laboral, hay espacios muy amplios de discriminación. Y a partir de ahí, nosotros pensamos que el sindicalismo tiene que adaptarse a ese cambio. Buscar un tipo de acción sindical que fuese útil para esos colectivos discriminados que ya son casi mayoritarios.

- El cambio en la secretaría general coincide con un momento de crisis económica. Le ha tocado lidiar más de una. ¿Es ésta la más complicada?

- De momento es una crisis que no está ni tan siquiera identificada. La crisis de los 80, que fue muy larga y muy dura, tenía una cierta identificación del sector industrial. Afectaba a los sectores maduros de la industria vasca que no habían hecho la reconversión necesaria. Fue una crisis durísima con un ajuste del empleo muy grande. Hoy no sabemos cuánto va a durar la crisis, esperemos que no dure lo que aquella y que no tenga el efecto traumático en el empleo. Pero, a partir de ahí, se sabe poco. El componente de incertidumbre de la crisis es mayor.

- ¿Está el sector industrial vasco mejor preparado para amortiguar la crisis?

- Relativizando mucho creo que está mejor colocado que la crisis anterior. Nuestro mercado industrial es mucho más diversificado y más dependiente de áreas de la UE. A partir de ahí la suerte de nuestra economía a medio plazo estará vinculada a lo que pase en países como Francia o Alemania. En ese sentido, creo que los próximo meses van a ser decisivos.

- ¿Y aguantaremos mejor el golpe?

- Estamos mejor preparados, pero si la crisis se instala, evidentemente las posiciones de ventaja relativa van a quedar neutralizadas. Tenemos un menor peso en el sector de la construcción. Pero ahora que está afectando al sector industrial relacionado con la vivienda y el automóvil, si hay una caída importante del consumo y sostenida en el tiempo en Europa, va a tener repercusiones.

- Todo un reto para el sindicalismo.

- Sindicalmente tenemos que distinguir las churras y las merinas. Y empresa por empresa y sector por sector hablar de cada situación.

- ¿Están aprovechando algunas empresas las circunstancias económicas para presentar los ERE?

- Y más cosas que están haciendo y que en un contexto que no fuera el actual sería un escándalo, como la segregación de CAF de 500 trabajadores, con una importante ayuda pública. Están colando decisiones de esta envergadura aprovechando el contexto. O empresas que están utilzando los ERE como medida de presión, de disciplinar salarios de cara a la negociación colectiva del próximo año. En el sindicato hemos tomado una decisión y es que cada federación esté muy encima de la situación para evitar cuestiones que nada tienen que ver con problemas estructurales. No tenemos ninguna intención de entrar en políticas de reducción salarial ni de revisar a la baja las condiciones laborales, como la jornada. Estamos preparándonos para una situación incierta en la que creo que los empresarios van a intentar 'aprovecharse' de ella y nosotros tenemos que intentar que no lo hagan.

- ¿El Gobierno Vasco debería mirar con lupa los ERE?

- Hay una enorme responsabilidad por parte del Gobierno Vasco. Estamos detectando ya una cierta comodidad cuando se presentan algunos ERE que corresponden a empresas de aquí, y que meten un comercial para que se pueda residenciar en Madrid. Parece que el Gobierno Vasco está tremendamente cómodo, relajado, no asumiendo la responsabilidad que tiene en esta cuestión tan importante. En Vizcaya no se está dando la información preceptiva a los sindicatos de los ERE que se están tramitando. También en esa parte vamos a ser muy incisivos.

- ¿Si en época de bonanza económica las rentas salariales han perdido peso, significa que los sindicatos no han hecho bien sus deberes?

- Significa que las políticas neoliberales han sido muy duras, que la correlación de fuerzas dada la coincidencia de posiciones de las administraciones y los empresarios nos han creado situaciones muy difíciles. Hemos perdido poder adquisitivo por varias vertientes. Una de ellas es la política fiscal, en la que han ocurrido cosas muy graves. En el IRPF se ha establecido un tipo impositivo para rentas del capital del 18%, cuando el tipo mínimo de las rentas del trabajo son el 23%. Si añadimos que no hay inspección fiscal, hay una enorme pérdida a través de la fiscalidad y del gasto social a través de esa renta. Luego está la negociación colectiva, en la que el empleo ha crecido mucho, pero en el sector servicios, y ese es un empleo de bajos salarios. Los incrementos salariales medios están por debajo del IPC, pero no porque se haya perdido eficacia en la negociación colectiva.

- Los gobiernos han salido al rescate del sector financiero y el automovilístico. Se privatizan los beneficios y se socializan las pérdidas. ¿Es una espiral peligrosa?

- El problema es que no se ve ninguna intención de revisar el modelo económico. La intención es salir de esta situación, corrigiendo los excesos que se han dado, pero sin revisar en profundidad las cuestiones que determinan un modelo económico u otro. Ahora sólo se habla de algunas medidas de reglamentación del sector financiero, pero no se habla del papel de dicho sector en la economía, ni el grado de intervención directa que tienen que tener los entes públicos en el sector financiero. Desde nuestro punto de vista, el debate es si se revisan o no las orientaciones de la política fiscal de estos años. Tiene que cambiar la orientación de la política fiscal para aumentar el ingreso tributario, aumentando la presión fiscal sobre las rentas no salariales y las altas. Otra cuestión determinante es el papel del sector público como agente activo de la economía.

- ¿Considera adecuadas las medidas anticrisis del Gobierno Vasco?

- En primer lugar, no hay medidas anticrisis. Nadie discute que el gasto en inversiones tenga que ser alto, como puede ser el del Puerto de Pasajes. Pero sí hay que discutir si realmente hay una base económica para tomar esa decisión o si las políticas de inversión tienen que tener otro tipo de orientación. Además, hay un debate pendiente, que es el del déficit público. Estos años, el Gobierno Vasco y las diputaciones han cerrado las cuentas con superávit. Y no está nada claro que no lo vayan a hacer el año que viene. Este debería ser el debate y no las subvenciones a CAF o otras empresas.

- Ni el Gobierno Vasco ni Gipuzkoa Aurrera han contado con los sindicatos a la hora de abordar las medidas anticrisis. ¿Es una más?

- En la foto de Gipuzkoa Aurrera no se ha contado con los sindicatos. Es una foto tremenda, porque indica que el futuro lo dirigen determinadas élites económicas al alimón con la Diputación. Es una foto políticamente incorrecta. Una cosa es que lo hagan, desde hace tiempo, pactando las políticas fiscales, pero encima lo escenifican. Lo que sí hay es un proceso de acuerdo opaco entre el sector público y el sector privado: en políticas fiscales, de subvenciones a las empresas. Pero eso no es política industrial o económica. Más allá de eso, lo que hay es una gran campaña de márketing.

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