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PELOTA | campeonato de parejas

La frialdad de Oier Mendizabal

Feliciano Zabala, su entrenador en Añorga, dice que es «como un hijo para mí». Oteiza y Argote compartieron con su amigo Oier muchas horas de frontón.

JOSEBA LEZETA

Jueves, 27 de marzo 2008, 09:48

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San Sebastián. DV. Oier Mendizabal, finalista del Campeonato de Parejas, es la cabeza visible de una generación de manistas formada en el club de pelota de Añorga. Apenas un año de edad separa a tres profesionales forjados en ese equipo: Jokin Argote, Javi Oteiza y Mendizabal II. Junto a ellos estaban Iñaki Jauregi, Garikoitz Erroizenea, Jon Zabala...

Feliciano Zabala entrenó a todos ellos. Sólo tiene palabras de elogio para Oier Mendizabal: «Es como un hijo para mí. Conservo en casa una cinta de vídeo en la que se les ve jugar en contra a Oier y a mi hijo Jon. Son de la misma edad. Les separa un mes. Suelo estar a menudo con Oier. Nos llamamos por teléfono con frecuencia».

Zabala, que también ejerce de botillero con el equipo de Hernani en el Torneo Interpueblos, conoce al dedillo la historia de Mendizabal II: «Nació y vivió en Añorga hasta los 13 ó 14 años. Después su familia se trasladó a Urnieta. Su casa se encuentra justo en la muga entre Hernani y Urnieta. Desde entonces Oier se ha movido siempre por Hernani. Sus seguidores se van a desplazar en masa el domingo al Ogueta de Vitoria. Van a ir alrededor de 400 desde Hernani y Añorga».

A Feliciano le sorprendió el bajón que Oier experimentó a mitad del último partido de la liguilla de semifinales: «Llegué a asustarme. Con la clasificación en el bolsillo, no había nada en juego. Era una buena oportunidad para jugar a pelota. Fue inexplicable en un pelotari tan frío como él. Porque es regular, frío, inteligente y con una mentalidad fuerte. Hablé con él al día siguiente y me dijo que se puso nervioso, que le temblaban las piernas».

De todas maneras, Zabala confía en su ex pupilo de cara a la final del domingo: «Si Aimar le da confianza, jugará bien. Estoy convencido. Es cierto que Oier está acostumbrado a jugar muchas finales como aficionado, pero esto es muy diferente. El ambiente empuja, existe mayor presión... Pero insisto: es frío».

Javi Oteiza, compañero de Asegarce, ha alternado con Oier Mendizabal en infinidad de ocasiones, tanto de rival como de compañero: «Somos de la misma edad. Argote y yo jugábamos a pelota como escolares en el colegio La Salle de Zarautz. Llegó un momento en el que no había posibilidad de seguir progresando con pelota dura y a través del padre de Jokin Argote fuimos al club de pelota de Añorga. Oier y yo llegamos a formar pareja. Hará de eso cerca de ocho años, por lo menos. Le probaron como delantero, pero luego se instaló definitivamente como zaguero».

Aquel chavalín

También Jokin Argote tuvo la oportunidad de ser zaguero de Mendizabal II: «Jugó como delantero durante una temporada. Era muy pequeño de estatura en comparación con nosotros. Recuerdo una vez en la que fuimos con el equipo de nuestro colegio de Zarautz a jugar contra los de Añorga en su frontón. Apareció por allí un chavalín pequeño y nos pegó una paliza. Era Oier. Tenía dos manos y posturas elegantes. Igual que ahora».

Oteiza recuerda «cómo nos reuníamos en el txoko del rebote del frontón de Añorga. Menudos piques solíamos tener. Desde que dimos el salto a profesionales coincidimos en los entrenamientos de empresa de Tolosa, en los partidos y en algunas sesiones físicas porque compartimos preparador, Tximist. Sucede que los estudios me impiden a veces ir al mediodía para entrenarme con ellos».

Argote apunta que «Oier ha cogido unos kilos de peso desde que dio el salto y anda bien. Completó un muy buen verano. Ha ido hacia arriba y ha demostrado su nivel durante todo el Campeonato de Parejas. Todos tenemos altibajos. No debemos olvidar que son partidos de mucha presión. Oier es finalista con todo merecimiento».

El de Meagas está convencido de que «Oier dará su nivel el domingo en el Ogueta. Saldrá centrado y Aimar le prestará la ayuda necesaria. Yo también pienso que la clave puede estar atrás, pero no porque alguno de los zagueros vaya a fallar mucho. La cuestión estará en quién de los dos. Oier o Laskurain, es capaz de complicar más la entrada de juego del delantero rival».

Oteiza comparte esa opinión: «Aimar y Titín son dos pelotaris consagrados. Los dos zagueros vienen de completar un magnífico campeonato y son jóvenes. Pueden acusar cierto nerviosismo desde ese punto de vista. Pero si dan la talla, si juegan a su nivel, veremos una final abierta y bonita».

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