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LA FILA DE LOS MANCOS

HA PASADO UN ÁNGEL

ALBERTO MOYANO

Martes, 25 de septiembre 2007, 02:48

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1.Tres supervivientes del campo de Drancy protagonizan Emotional Arithmetic. Drancy fue un gran edificio con un patio en el centro, tipo la plaza del Chofre, en el que las autoridades francesas concentraron a unos 70.000 judíos entre 1940 y 1944, antes de deportarlos dirección Auschwitz. Pocos volvieron. La película, impecable si te sincronizas con su lenta cadencia, pone sobre la mesa cuestiones tan interesantes como: ¿Tienen las víctimas siempre razón? ¿Poseen el monopolio del dolor y el derecho a usurpar ese sentimiento al resto de la gente?

2.Precisamente, hoy se estrena El año de todos los demonios (Kursaal 2, 21.30 horas), el documental sobre Pertur que ya ha dado tanto que hablar. La película de Ángel Amigo ataca el discurso comúnmente admitido en sociedad, según el cual, el joven donostiarra fue asesinado y hecho desaparecer por sus antiguos compañeros de ETA (pm). De esta organización saldrían algunos dirigentes y militantes cuya evolución ideológica hubiera creado complejo de inferioridad incluso a los contorsionistas del Circo del Sol.

3.La teoría en cuestión, nunca confirmada, presenta algunos déficits. En concreto, se ignora qué insospechados escrúpulos habrían impedido a la organización reivindicar el asunto. Ahora, nuevos testimonios apuntan a que el crimen pudo ser obra de una camada de los ultraderechistas italianos apareados con sectores de los servicios secretos españoles. Hasta Eugenio Etxebeste Antxon ha pedido un par de invitaciones para asistir al pase de la película.

4.La proliferación de programas graciosos en TV conspira contra el interés de las ruedas de prensa. Y lo malo que es cada cadena cuenta con al menos uno. Además de vergüenza ajena, produce cierta ternura ver al reportero en cuestión cuando, micrófono en mano, con la boca seca e hiperventilando por todos sus poros, se dispone a hacer el ridículo.

5.Lunes, 14.45 horas. Parada de autobús de Jai Alai: un ciclista canoso completamente desnudo y con el pene al viento pasa a toda velocidad en dirección Gran Vía. No es Richard Gere. De hecho, a esas horas, el actor abandonaba la ciudad, dejando a su paso un desorden hormonal considerable y un cierto estrés postraumático entre fotógrafos, cámaras y personal del Festival. «He visto señoras arañando el coche en el que iba Gere», aseguraba un testigo.

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