Las yeguas serán protagonistas en la estelar del jueves

SAN SEBASTIÁN. DV. El jueves, pasado mañana, hay carreras en el hipódromo municipal donostiarra. Se disputa la novena jornada de la temporada, preludio del Criterium Internacional para los dos años del próximo domingo. Jornada atípica, en día laborable y fuera de la Semana Grande, motivada por las apuestas nacionales, Lototurf y Quíntuple Plus, que se jugarán sobre sus carreras. Ambas cuentan con suculentos fondos iniciales, de 865.000 euros la primera y 120.000 la segunda.

El jueves, como en el resto de jornadas de la temporada, se disputarán seis carreras, siendo la principal el premio Gran Casino Nervión. Para yeguas de tres años en adelante y con una recompensa de 9.000 euros para la ganadora de sus 1.600 metros, la carrera cuenta con ocho candidatas: Pausili, Crazy Flyng, Pitiusa, Casbah, Top Secrete, Videl, Tramuntana y Surtsey.

Además se disputarán los premios Jefatura de Cría Caballar, Agencia Zraq, Insalus, Anuda Estrategia Online y Kirol Txartela, con un total de 46 caballos en pista.

Falaris y Dagua, en la primera carrera; Rosstar y Axaar, en la segunda; Peago y Shyra Dancer, en la tercera; Velvet e Issambre D'Epeires, en la cuarta; Pitiusa y Top Secrete, en la quinta; y All Night y Zaid, en la sexta, componen los pronósticos de DV.

'King Of Cry', en Dax

King Of Cry, el caballo de seis años de la yeguada Urdin Oriya, se impuso el domingo en el Grand Prix de Biarritz, una carrera sobre 2.100 metros y 8.000 euros de recompensa disputada en el hipódromo de Dax. El de Román Martín, que contó con Charles Nora como piloto, batió por cuatro cuerpos a Toledo, de Sergio Vidal, en un lote de siete unidades en el que Valiant Wings fue cuarto y Dancing Major, quinto.

En la misma reunión, el preparador donostiarra Sergio Vidal ensillaba a Sampolino para que, con la monta de Alfonso Pérez, se adjudicase el prix Philippe de Watrigant, una carrera sobre 1.500 metros reservada a los jinetes aficionados. Se da la circunstancia de que el jinete ganaba su primera carrera con un caballo entrenado por Sergio Vidal, que veintidós años antes vencía en su primera carrera, aún como jinete aficionado, a lomos de Bella Davina, propiedad de Alfonso Pérez padre.